Las organizaciones adoptan esta estrategia Cloud para “evitar quedar encerradas en la infraestructura, los servicios complementarios y el modelo de precios de un proveedor en particular”, y para lograr la combinación óptima de costo, rendimiento, acceso a innovaciones en el desarrollo de software, etc. A veces también eligen proveedores que tengan centros de datos geográficamente cercanos, o distribuyen sus aplicaciones en base a ciertos requisitos normativos, de Gobierno de los datos, datos sensibles y regulaciones vigentes.
En un estudio el 86% de los encuestados caracterizó la estrategia de su organización como multicloud. Las previsiones indican que 2021 será el año de las nubes múltiples, ya que la pandemia global de COVID-19 reafirmó la necesidad crítica de agilidad empresarial. Además se espera que para 2022 más del 90% de las empresas en todo el mundo dependa de una combinación de nubes privadas locales / dedicadas, múltiples nubes públicas y plataformas heredadas para satisfacer sus necesidades de infraestructura.
Portabilidad bajo la lupa
Las aplicaciones modernas listas para la Nube se crean a partir de contenedores y microservicios. Esto las hace adecuadas para la implementación en nubes privadas y/o públicas de diferentes proveedores. De todas formas, si bien las aplicaciones pueden diseñarse para ser “portátiles” –esto es, para migrarse a través de distintas Cloud platform sin cambios-, la realidad es que los principales proveedores procuran que sus plataformas tiendan a retener a los clientes. Para ello despliegan funciones y servicios diferenciales. Esto hace que para las organizaciones el hecho de encontrar el punto de equilibrio entre la portabilidad y el aprovechamiento de la funcionalidad completa de una plataforma (que puede implicar un posible bloqueo) sea todo un arte. ¿Por qué razón? Porque una aplicación portátil de “mínimo denominador común” puede no explotar todo el potencial de un proveedor de la Nube.
En los hechos lo que ocurre es que pocas aplicaciones se mueven una vez que han sido implementadas en producción y adoptadas por la empresa. La mayoría de las estrategias multicloud se enfocan más “en las ventajas de adquisición, en la funcionalidad y en la mitigación de riesgos, que en la portabilidad”.
Necesidad de planificar y porqué pensar en Multicloud
La estrategia Cloud de varias nubes tiene muchas ventajas. No obstante, hay que reconocer que agrega complejidad a la gestión. Por lo tanto, debe ser planificada.
En efecto: para evitar que la proliferación de servicios en la nube se descontrole, las organizaciones deben darse políticas que determinen las circunstancias bajo las cuales ciertas cargas de trabajo (aplicaciones, repositorios, bases de datos, etc.) se deben desplegar en determinados lugares de ejecución (locales, nube pública, nube privada, etc.). Esto hará que el crecimiento de la arquitectura Cloud TI de múltiples nubes en constante evolución sea más manejable.
No obstante, ¿Dónde surge la necesidad de tener servicios en varios cloud providers?
El hecho de que el negocio sea un factor clave en las decisiones, hay ciertos aspectos a tener en cuenta para adoptar esta estrategia Multicloud:
- La solución Cloud no se ajusta las necesidades: Si bien la elección de una nube puede adoptarse por cercanía geográfica o latencia, no todos los servicios de esa nube cumplen con las necesidades del negocio.
- Redundancia: La necesidad de no construir aplicaciones en un solo cloud provider, porque puede fallar. Aquí el gran cuestionado son los servicios SaaS.
- El cloud provider no ofrece lo que necesito: Generalmente algunos cloud providers son mejores en ciertas características, más que en otras.
- El departamento de IT/otras áreas utilizan cloud como shadow IT: Cada compañía y departamento tienen sus sistemas, pero muchas veces las soluciones que utilizan son fuera del ámbito del gobierno de IT. Esto suele suceder, cuando el área de it no es lo suficientemente rápida para responder a las demandas del negocio.
En los hechos la mayoría de las políticas para esquemas multicloud se basan en el valor o riesgo asociado con cada carga de trabajo. Por ejemplo es frecuente que las cargas de trabajo de alto valor o alto riesgo se ejecuten en el propio centro de datos o en un servicio en la nube privada –de hecho una investigación encontró que para el 90% de los tomadores de decisiones la infraestructura local continua siendo una parte crítica de sus estrategias de nube híbrida-. Por otro lado es frecuente que los procesos comerciales más genéricos se desplieguen en un servicio SaaS o en la nube pública.
Por lo común los diferentes servicios Cloud operan independientemente uno del otro; sin embargo, muchas empresas están comenzando a crear sistemas de nube híbrida –esto es, esquemas que combinan infraestructura de nube privada (local o alojada en una instalación de terceros) y pública-, interoperables y que permiten la orquestación de procesos en varios lugares de ejecución.
En síntesis: idealmente las empresas deberían poder ejecutar sus aplicaciones y cargas de trabajo en el entorno de Nube que le resulte más conveniente desde el punto de vista del costo, rendimiento o funcionalidad. Pero en la práctica la situación puede ser diferente, ya que a mayor cantidad de plataformas de distintos proveedores, mayor complejidad y más desafíos de gestión y administración. Por lo tanto, cada empresa deberá evaluar si las mejoras que se pueden obtener con un esquema multicloud, “pagan” la carga administrativa extra que puede implicar este modelo.
¿En tu empresa optaron por un esquema multicloud?